19.7.08


Esto no sirve. Esto es una vivencia. Egoísta, intraspasable e irrepetible.
Pero como yo soy de esas que reciclan lo que a otro no le sirve, pues ahí va la globalización de mi experiencia en el festival de Feminismo, Punk y Porno de Arteleku.

Lo primero que me encontré fue con mi yo más ignorante, con mis aún arraigados, aunque expresamente desterrados, restos de alguna religión antigua con influencias mafiosas por lo casi imperceptibles en mi ser.

Una conferencia de Annie Sprinkle.
Una mujer que ha dedicado toda su vida a reivindicar un porno con el que nos podamos masturbar. Qué fácil suena…toda la vida. Y para no ponernos sentimentales (¡nunca!) nos interpretó un vals con sus tetas gordas.
Salí pensando que desaprovechadas las tiene mi abuela.
Y por supuesto allí todas nos quedamos mimándonos los pezones.
Una maravillosa “porno-estar” traducida simultáneamente y escuchada a través de unos auriculares wi-fi. Escribo esto aun a riesgo de parecer una paleta, pero es que se ve que sus ILUSTRÍSIMAS AUTORIDADES saben en qué invertir y cómo. Las instalaciones son la hostia.

Y luego llegaran los performances, y a lo largo de noche que se iba reduciendo el público espectador (gran objeto de deseo de Guy Debord).
El primero surgía de un taller de las activistas que asistieron a estas jornadas (el acceso a estos 4 días tenía una criba antimorbo, por currículum). Parejas masturbándose de múltiples formas: sado, juguetes, látigo y mucha leche condensada restregándonosla por su/nuestro cuerpo.
Después de los cola-aceituna tántricos (menos mal que las espontáneas alegraron el show, qué violencia me generaron ) y un muy cuidado número de queers, lleno de sutilezas y delicadeza crítica, llegó la bomba.
Y volviendo a la inutilidad egocéntrica de mi vivencia, BRUTAL.
Ahí me di cuanta de en qué lugar estoy (otra vez espectadora), y quienes son las que arriesgan de verdad; las que en otra época murieron por el voto femenino, las que quemaron sus sujetadores, las que aman a sus hijos aunque sean violadas cada día y de las que aún no sabemos nada.
La bomba. Diana Pornoterrorista. Una tipa que saca de sus entrañas y por supuesto de su coño, cientos de creencias, críticas, propuestas, lamentos, frustraciones, cariños y mimos, sensaciones y búsquedas. Desde la sinceridad de un coño solitario y sin nada que perder. BRUTAL.
La parte sensacionalista (perdón, no se que otra palabra usar sin cae en la peyoración), o bueno, llamarele asfixiante, porque no me pasaba bien el aire, llegó con los videos que yuxtaponía a sus poemas. Por cierto, también nos regaló su himen, fresco y arrancado por y para nosotras.
Y continuaron los performances, mezclando el travestismo con el circo y sobre todo poniéndole mucho sentido del humor a este mensaje. Por que lo que si quedaba claro era una profunda reivindicación:
VISIBILIZAR LA SEXUALIDAD CENSURADA Y
APOSTAR POR UN PORNO POR Y PARA MUJERES.

¿Mecanismos de defensa intelectuales tramposos?
Muchos (lo reconozco)

Y como esto es un pre-texto sobre la inutilidad, dejemos de lado las inutilidades profundas, totalitarias, que nos ocupan el cerebro y el tiempo, y nos frenan la acción, VÉANSE LOS JUICIOS.
(Y si a veces estos los creemos inherentes, entonemos ese amado sentimiento hipócritamente cristiano del “Mea Culpa”, uséase, hagamos autocrítica, majos.

Lo que de verdad me ponía los pelos de punta es el VALOR DE ESTAS MUJERES.

PEZONES ARRIBA

Ingenuamente,
Blanca La Ortiguilla

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