Harta de tanta monserga, Caperucita Roja se quitó toda la ropa y desnuda, con una tez tan blanca que llegó a deslumbrar al mismo Sol en pleno mes de Julio, le dijo al lobo.
-Quítate el maldito disfraz de abuela y cómeme toda.
El lobo se llevó una doble sorpresa, por un lado por que le hubieran descubierto bajo su disfraz de abuela que tanto le había costado prepararse y por otro por el tono en el que le había hablado Caperucita, a pesar de ello, resignado, haciendo una último esfuerzo de humanidad le preguntó.
- ¿Y tu abuela?
Caperucita sensualmente, con el dedo recorriéndole el húmedo triángulo sureño sentenció:
- Era ya muy viejecita.
De un salto se abalanzó sobre el lobo, y lo exprimió hasta dejarlo seco.
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ERASE UNA VEZ CAPERUCITA ROJA.
21 caperucitas japonesas
Editorial Media Vaca.
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