19.2.08

SIDE LARBI CHARKAOUI Y AKRAM KHAN. Danza teatro y más allá.


Merece la pena leer esta crítica y a continuación intentar sumergirte el universo de estos dos artistas, dos mounstruos de las artes escénicas, a través de internet ya que por ahora no tenemos la oportunidad de verlos por aquí ( me refiero a Logroño, ya que si han visitado Barcelona, Madrid, etc).
Sidi Larbi Cherkaoui
(belga de padre marroquí), Akram Khan (británico de origen bengalí) ofreció un muestrario de impresiones compartidas en un viaje a la tierra de sus raíces, donde acabó sufriendo una crisis de identidad. Entendido como ejercicio catártico, Akram Khan estableció un tenso diálogo con su colega –en el rol ficticio de primo lejano– para desarrollar un continuo concatenado de contrastes donde cada detalle cobraba sentido (el color de la piel, la ropa, las luces, las voces...). Zero Degrees se basa sobre todo en la narración de dos anécdotas especialmente enojosas: el levantamiento sumarial de un cadáver en un tren de pasajeros y un conflicto diplomático con robo de pasaporte de por medio. De ahí arranca esta serie de pasos a dos tan vivos como agresivos, donde el dolor físico y la elasticidad de los cuerpos se convierten en el principal motor expresivo del conjunto. Ambos presentan dos modos muy distintos de hacer carne la sensualidad: el lenguaje de Sidi Larbi es de una plasticidad etérea, dotado de una flexibilidad sin igual; el de Akram Khan es, por el contrario, de una fiereza instintiva sin igual, más apoyado en la velocidad y el ritmo. Dos esculturas de goma de Antony Gormley como único elemento decorativo servían de partenaires de los números más improvisados, tan poéticos como ingenuamente candorosos. Valiéndose del estilo kathak –aunque beben también de otras influencias extracoreográficas como el tai-chi y el full contact e incluso capoeira y danza derviche–, los dos amigos enzarzaron una evolución en su discurso expresivo que iba de la incomunicación al odio, y de ahí, hecho éste pura violencia gestual, pasaron al juego con ágil complementariedad –y como botón, el baile de sus respectivas sombras desempeñó un contrapunto hermosísimo–. Aderezado con un fondo sonoro expresamente compuesto por Nitin Sawhney e interpretado en directo por una banda de cuatro músicos (violín, percusión y cello, más el canto de Faheem Mazhar), Cherkaoui & Khan se dejaron algo más que el sudor y el alma en un espectáculo que denuncia la impotencia del hombre blanco occidental por comprender unas leyes y costumbres que no le son propias, condenándose irremediablemente a la más eterna soledad: la del rechazo y la indiferencia contra sí mismo reflejado en el prójimo. Emocionante hasta decir basta y acongojando empáticamente al público, que asistía atónito con un nudo en la garganta y un vuelco con el corazón, Sidi Larbi terminó bordando el acto cantando de viva voz una tristísima elegía mientras su compañero deshacía literalmente su aparente fortaleza exterior.
enlace del trailer del montaje en youtube y ahí se pueden ver más.

http://www.youtube.com/watch?v=3jKpVKJdWyI

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