

La persona nueva para sociedad nueva ya no puede ser por más tiempo el Homo Economicus si quiere abandonar la carestía material, si no quiere destrozar el ecosistema global y si pretende que los vaticinios expuestos anteriormente no se vuelvan reales. Debemos imposibilitar que nuestros sueños consumistas sean nuestras pesadillas vitales y para eso hace falta adoptar una postura anti-economicista, humanista y ecocéntrica.
Por anti-economicista entiendo que, si nuestros deseos más anhelados son la libertad y la felicidad –si es que una cosa es diferente de la otra- no nos ha de importar que los niveles de producción bajen. No nos ha de importar el crecimiento económico ni la eficiencia productiva; tenemos que evaluar qué queremos, cómo podemos conseguirlo y para qué, y su lado positivo y negativo, sopesarlo y emprender la tarea de la construcción de la vida y cosas sociales. No obstante esta postura humanista, anti-economicista, creo que debe encontrar su complemento cultural con el ecocentrismo, antagónico tanto del antropocentrismo como del biocentrismo.
fotos: David Barreiros
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