protesta de una mujer y su hijo
en manaus(amazonas brasileña)movimiento de los sin tierra.
Los piqueteros y las asambleas vecinales argentinas, los Sem Terra brasileños o las cooperativas de vivienda uruguayas, las redes por los derechos sociales como V de Vivienda o las Oficinas de Derechos Sociales de las okupas y centros sociales, las Universidades Nómadas y los grupos de autogestión del conocimiento, todos estos son ejemplos de un nuevo tipo de biosindicalismo. El sindicalismo como tal, es decir, el sindicalismo burocrático centrado alrededor de la subjetividad-obrera, jamás podrá aspirar a nada más que a ser un elemento más, un pequeño colectivo más, del collage revolucionario. (Deseo que queden las cosas claras. Aunque mi localización política está más próxima de las formas biosindicales, no creo que el tiempo de los sindicatos antagonistas tradicionales haya pasado. No quiero descalificar al anarco-sindicalismo o el sindicalismo de base. Mi narración histórica se limita a precisar cuales son hoy sus posibilidades actuales, que se han reducido a ser un elemento más del collage. Y, del mismo modo, mi narración apunta hacia la necesidad de re-actualizar sus viejas estructuras sindicales, sus formas de actuación y sus teorías políticas. Exactamente esto mismo podría decirse para el resto de los segmentos anarquistas modernos o el anarquismo en su conjunto. Anarchism reloaded).
En estos tiempos donde la vieja izquierda no ve nada más que “ruinas y derrotas” de lo que un día fueron las posibilidades revolucionarias, llenos sus ojos todavía de las lágrimas por la defunción del periodo obrero, no son capaces de comprender las posibilidades de los excesos que nos rodean y que han sido producidos en las luchas antagonistas. Comentábamos las fugas relacionadas con el sexo y la sexualidad y mencionamos las fugas relativas a la molaridad del género. De la mano de lo queer, las nuevas derivas (post)feministas en lugar de defender una “feminidad natural” deconstruyen radicalmente el género. Entienden que no hay una masculinidad ni una feminidad “por naturaleza” sino que estas categorías son política, cultural y tecnológicamente elaboradas, y que de la misma forma que se han sido producidas, de la misma manera pueden reconstruirse y convertirse en algo distinto.
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